miércoles, 25 de febrero de 2009

Los periodistas ante el idioma - Alejandro de la Cruz Diago

Las agresiones contra la lengua castellana realizadas por algunos periodistas provocan que algunos filólogos quieran realizar una Ley de Defensa del Idioma. Sin embargo, esa Ley sería insulsa, ya que la mayoría de los hablantes de una lengua poseen una gran ignorancia en cuanto a cuestiones lingüísticas se refiere.

No obstante, el periodista debe de manejar el idioma como algo fundamental en su trabajo, ya que su dominio del lenguaje debe de ser más amplio que el del lector común. Sin embargo muchas veces se clama por los desatinos lingüísticos de los profesionales de la información, por el mero hecho de estar a la vista de la opinión pública; pero eso es erróneo, ya que la gran mayoría de las veces hacen un excelente trabajo con la lengua.

La gran cantidad de traspiés en el lenguaje que ha cometido la profesión periodística en sus últimos años viene reflejada en algunos ejemplos que los periodistas han adaptado del registro de la lengua oral. Por ejemplo: las confusiones de género entre los vocablos, la confusión entre los adverbios comparativos mayor que, menor que o mejor que; o el mal uso que hacen de determinadas formas verbales, como el gerundio o la voz pasiva, además del desconocimiento de la homonimia. Todo ello se debe a la imposición de clichés, que han suplantado las formas verbales y naturales del idioma.

Pero no sólo en el periodismo escrito se porducen este tipo de fallos. También el periodismo locutado es partícipe de fallos de entonación, con constantes acentuaciones de los sustantivos en lugares no apropiados, las sinalefas en algunos nombres propios (menciona el ejemplo de San Lorenzo de El Escorial) o los intentos de imitación de pronunciación de los xenismos y topónimos foráneos, denominados españolizaciones fonéticas.

En definitiva, el mantenimiento de la unidad lingúistica es algo que desea toda la comunidad de hablantes, y que empieza por el aprendizaje (de calidad, riguroso y donde todos los estamentos educativos pongan de su parte) desde los colegios hasta la Universidad. No obstante, los periodistas hasta que llegue esa generación deberían usar dos sistemas: la presencia en un Seminario Permanente de Lengua Española y la presencia en las redacciones de los diarios y emisoras de radio y/o televisión de un asesor lingüístico

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